ALFONSO ÁLVAREZ DE VILLASANDINO. Nació entre los años 1340 y 1350 en Villasandino (Burgos), y aunque también se le llamo “de Illescas” y “de Toledo”, este hecho puede que fuera por tener heredades en la primera localidad y vivido en la actual capital de Castilla la Mancha. Como hito de su trayectoria está ser el primer poeta en cantar en castellano a la Concepción Inmaculada de María, aunque su obra fue mucho más extensa.
Principalmente es el “Cancionero de Baena” el que recoge cerca de doscientas composiciones de Alfonso Álvarez de Villasandino. Además de estas poesías de carácter religioso, tiene otras de alabanza y difamación que realiza por encargo dada su facilidad para la composición poética.
Curiosamente escribe también profundos debates doctrinales, de este tenor es el que sostiene con un clérigo sobre algunas figuras del Apocalipsis, y otros de tipo ascético sobre la muerte, contra un bachiller, y algunos otros englobados dentro de la difamación antes citada; como aquel en el que se dirige a una dama en la composición mas desvergonzada que salió de la pluma de un poeta. Completan el repertorio las alabanzas a la ciudad de Sevilla y sus cántigas amorosas, lo mejor de su obra y de su composición, y en las que hace alarde de hondos y nobles sentimientos, a diferencia de las de difamación realizadas por encargo económico.
Alfonso Álvarez de Villasandino fue un dechado de habilidades técnicas en la composición poética y partidario de la tradición provenzal que se había institucionalizado a nivel creador en los diferentos reinos hispánicos durante el siglo XIV.
Esto le enfrentaba doctrinalmente con el grupo de los defensores de la nueva tendencia e influencia italiana, de ámbito más alegórico y que tiene a Francisco Imperial como su máximo exponente.
Entre sus numerosos poemas hay versos bastante indecorosos escritos a las mancebas del rey Enrique II, también a las dos esposas de Pero Niño y a las amigas platónicas del Adelantado don Pedro Manrique. De la misma forma componía una cantiga acróstica en alabanza de su mujer como otra en su vituperio, llamándola comadre comida por los celos y la vejez.
Pese a este carácter literario tan veleidoso, el coleccionista Baena llegó a atribuirle como panegírico de su obra gracia infusa llamándolo: Esmalte e lus e espejo e corona e monarca de todos los poetas e trovadores, maestros e patrón del arte poética.
-Puedes ver la página web de la localidad de Villasandino.